Tras cinco años marcados por la incertidumbre, la construcción en Catalunya comienza a vislumbrar señales de recuperación. Así lo señalaron Lluís Moreno, presidente de la Cambra Oficial de Contractistes d’Obres de Catalunya (CCOC), y su responsable de estudios, Rubén Gil, durante la presentación de un informe sobre la situación actual y las perspectivas a corto y medio plazo del sector.

En 2024, la actividad constructora aún se situó un 8% por debajo de los niveles de 2019, el último año antes de la pandemia. Aun así, creció un 1,7%, lejos del 3,6% registrado por el conjunto de la economía catalana, según el Idescat. La licitación pública apenas avanzó un 2,6% y el consumo de cemento solo un 0,3%, lo que evidencia un estancamiento generalizado.

El gran motor del cambio está siendo el mercado residencial, que registró un aumento de las compraventas del 8% y de las viviendas iniciadas del 8,2%. Además, en el primer semestre de este año se firmaron 38.000 hipotecas, un 24% más, el mejor dato desde 2011. La CCOC confía en que esta tendencia se consolide con el plan de la Generalitat para construir 50.000 nuevas viviendas, cuya licitación esperan que arranque pronto.

El informe destaca que el sector ha lidiado con múltiples frentes: crisis geopolítica, inflación, cambios legislativos y encarecimiento de los costes, con materiales un 28,8% más caros que en 2020 y la mano de obra un 14,8% más elevada.

La previsión apunta a un crecimiento del 2%-2,5% en 2025 y hasta del 3% en 2026, impulsado sobre todo por la vivienda (3%-4% en 2024 y hasta 6% en 2026). En cambio, otros segmentos como el industrial, las oficinas y la rehabilitación seguirán con un avance mucho más moderado.

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La construcción en Cataluña aún está un 8% por debajo de la actividad de 2019

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